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EL BLOG DE CAMILO

Camilo Sebastián Gutierrez Ludeña
La Paz, Bolivia

El Matriarcado en la cultura Aymara: Un legado de dualidad y complementariedad 

La cultura aymara reconoce la dualidad complementaria a través del concepto chacha-warmi (varón y mujer), donde hombres y mujeres aportan por igual en la organización social y comunitaria. Sin embargo, persiste la percepción de un sistema patriarcal que no refleja en la práctica un equilibrio real entre géneros. Según Díaz (2014), las mujeres indígenas a menudo son vistas como «prestadas» (mayt’ata) en la esfera doméstica, lo que implica que no son plenamente consideradas parte de la familia y reciben menos inversión en su crianza. Esto muestra una tensión entre el discurso de complementariedad y la realidad cotidiana. 
 
A pesar de ello, en el ayllu (grupo de familias en un territorio) han perdurado diversas prácticas matriarcales que aún se mantienen vigentes. A continuación, exploramos algunas de ellas: 
 
Herencia materna 
 
Aunque la herencia material (tierra y ganado) suele estar bajo control masculino, las mujeres desempeñan un papel crucial en la transmisión de conocimientos ancestrales, prácticas rituales y valores culturales. Son las principales responsables de la educación de los hijos en los primeros años y de la preservación de saberes agrícolas, textiles y rituales domésticos (Carrasco Gutiérrez & Gavilán Vega, 2014). Además, en la esfera religiosa, tienen un rol destacado en la veneración de la Pachamama (Madre Tierra), divinidad central en la cosmovisión aymara. 
 
Organización de la economía doméstica y comunitaria 
 
Las mujeres se han dedicado tradicionalmente a la recolección de frutos, el cuidado de animales domésticos y la textilería (Mamani, 2010), mientras que los hombres asumían labores agrícolas intensivas y de caza. Esta división de tareas no implicaba una jerarquía, sino una complementariedad esencial para el funcionamiento de la economía comunitaria. La música, integrada en estas actividades, refuerza la cohesión social y facilita el trabajo colectivo, asegurando la estabilidad cultural. 
 
Liderazgo, rituales y espiritualidad 
 
Las mujeres aymaras, en especial las ancianas, actúan como transmisoras de conocimientos espirituales y rituales. Con el tiempo, su rol como consejeras y guías se ha fortalecido, asegurando la enseñanza de cánticos sagrados y ceremonias de gran valor cultural (Mamani, 2010). Su liderazgo espiritual mantiene viva la identidad religiosa y social de la comunidad. 
 
Autoridades en el ayllu
 
Antes de la colonización, las mujeres tenían derechos políticos y económicos, con acceso a la tierra y liderazgo en comunidades. Gutiérrez (2018) documenta figuras femeninas de liderazgo como Mama Jilaqata, Mama Kamani, Mama T’allas y Yatichayir Kamanis, quienes desempeñaban funciones de justicia, educación y administración comunitaria. Sin embargo, la colonización impuso un sistema patriarcal que restringió su acceso a la política y la toma de decisiones, desplazándolas de los espacios de poder tradicionales. 
 
Vestimenta y expresión cultural
 
La pollera, manta, sombrero y aguayo son símbolos de identidad y resistencia cultural en la mujer aymara. Más que simples prendas, representan estatus social, autonomía y pertenencia comunitaria. Además, la música y la danza refuerzan la identidad femenina y su conexión con la espiritualidad. En festividades como la Cruz de Mayo, la marcación de llamas y el Carnaval andino, la voz de la mujer aymara es predominante, asegurando la transmisión de conocimientos ancestrales y fortaleciendo su vínculo con la naturaleza y la Pachamama. 
 
Unión y prueba de convivencia 
 
El sirwiñacuy es una práctica ancestral que permite a las parejas convivir antes del matrimonio formal, otorgando a la mujer la autonomía de decidir si desea continuar con la relación. Esta costumbre refuerza el papel femenino en la toma de decisiones dentro de la pareja y la comunidad, promoviendo una unión basada en la reciprocidad y la complementariedad, principios fundamentales de la sociedad aymara. 

El beneficio de revalorizar el matriarcado Aymara hoy en día
 
Las prácticas matriarcales de la cultura aymara evidencian la importancia de la mujer dentro de la dualidad y complementariedad social. Aunque han sobrevivido al tiempo, muchas de ellas han sido distorsionadas o relegadas debido a la colonización y la modernización. Hoy en día, reconocer y revalorizar estos roles femeninos es fundamental para recuperar la equidad de género en la sociedad. 
 
Ejemplos contemporáneos pueden encontrarse en la participación activa de mujeres aymaras en movimientos sociales, la revitalización de saberes ancestrales en la economía y la educación, y la preservación de sus prácticas culturales como símbolo de resistencia e identidad. Además, la práctica del sirwiñacuy, aún vigente en algunas comunidades, resalta el poder de decisión de la mujer en su vida conyugal, promoviendo relaciones basadas en la equidad y el respeto mutuo. En un mundo donde la equidad de género sigue siendo una lucha constante, las enseñanzas de la sociedad aymara pueden servir de inspiración para redefinir el rol de la mujer en nuestras comunidades modernas. 

Referencias
Carrasco Gutiérrez, A. M., & Gavilán Vega, V. T. (2014). Género y etnicidad. Ser hombre y ser mujer entre los Aymara del Altiplano chileno. Diálogo Andino, (45), 169-180. Recuperado de SciELO 
Díaz Carrasco, M. A. (2014). “Mujeres de pollera” y la propuesta de descolonización del género en el Estado Plurinacional de Bolivia. Revista de Investigación Social, 1-24. Recuperado de Dialnet 
Gutiérrez Callisaya, Y. M. (2018). Mujeres aymaras y ejercicio político: Estudio de caso en la Marka Cantapa, Municipio Laja, Bolivia. Universidad Andina Simón Bolívar. Recuperado de Repositorio UASB 
Mamani, M. (2010). Kirkir Warmi: identidad y rol de la mujer aymara en el desarrollo musical del norte chileno. Revista Musical Chilena, 64(213), 90-102. Recuperado de SciELO