PROGRAMA BOLIVIA

Sembrar agua para cultivar la salud

Bolivian altiplano

Una realidad demasiado seca

Cuando uno piensa en Bolivia, piensa en el lago Titicaca, uno de los más grandes de Sudamérica y el más alto del mundo. Ciertamente, cuesta creer que el país sufra una falta de agua para satisfacer sus necesidades agrícolas.

Sin embargo, las precipitaciones esenciales para el bienestar de la agricultura disminuyen año tras año. Desde 1980, las precipitaciones en muchas partes del país han disminuido un 11%, y en los meses más secos – agosto, septiembre y octubre – se reducen hasta un 36%.

El lago Titicaca ve descender su nivel de agua casi 12 centímetros cada mes y, de seguir así, en 2024 podría alcanzar el nivel más bajo jamás registrado.

A esta falta de agua se suma el aumento de la temperatura, que desde 1980 ha subido una media de entre 0,5 y 1 grado en varias regiones.

La combinación de temperaturas más altas y precipitaciones reducidas es catastrófica para las poblaciones locales, que sufren una sequía extrema durante la estación seca. En el pasado, este fenómeno duraba de dos a tres meses, pero en las últimas décadas se ha extendido a más de cuatro.

Esta particular situación climática de Bolivia ha dado lugar a unos hábitos agrícolas conservadores. La dieta altiplánica se basa principalmente en hidratos de carbono como la patata, el arroz y la pasta.

Esta dieta restringida debilita la salud de los habitantes. Carecen de una serie de nutrientes que no siempre son accesibles, ni comercialmente ni a través de la agricultura local.

Como consecuencia, Bolivia tiene la tercera tasa de hambruna más alta de Sudamérica. Casi el 54% de los niños y niñas menores de cinco años padecen anemia, y el 24% sufren desnutrición crónica en las zonas rurales.

La intervención de Terre Sans Frontières

Ante este panorama de la situación alimentaria boliviana, Terre Sans Frontières (TSF) se pregunta cómo remediar la escasez de agua.

TSF coordina actualmente un proyecto piloto que consiste en cavar «medias lunas» para retener el agua de lluvia. Estas medias lunas se construyen a lo largo de los contornos del terreno, de modo que en lugar de fluir en torrentes y erosionar el suelo, el agua es retenida por estas zanjas a través de la zona no saturada hacia el acuífero.

Gracias a la mayor disponibilidad de agua, la vegetación se multiplica tanto dentro como fuera de las «medias lunas». Esto también contribuye a mejorar la estructura del suelo recuperando su macro y microvida.

El sistema agroforestal está constituido por árboles nativos adaptados a las condiciones climáticas particulares de la región del Altiplano, con una cubierta vegetal a base de leguminosas.

Con este proyecto piloto, TSF pretende regenerar la vegetación y la cubierta vegetal, mejorar la capacidad de retención de agua del suelo, facilitar la recarga de los acuíferos locales mediante la infiltración del agua de lluvia en zanjas de media luna y reducir la erosión hídrica en las zonas de intervención.

A largo plazo, las «medias lunas» contribuirán a regenerar el ciclo hidrológico en las comunidades del altiplano y en los valles del Altiplano, mejorando así la disponibilidad de agua para las comunidades locales. La agricultura será así más productiva.

Los hábitos alimentarios de estas comunidades se diversificarán y contribuirán a reducir ciertos problemas de salud que sufren actualmente sus habitantes, como la diabetes y la hipertensión arterial.

Por último, una comunidad con una selección de alimentos mejor y más diversificada puede beneficiarse en términos de salud, pero también comerciando con otras comunidades y adquiriendo así soberanía alimentaria.

Nuestras primeras intervenciones en Bolivia, hace unos quince años, se centraron más en un apoyo sanitario puntual. Pero una vez allí, nos dimos cuenta de que las deficiencias nutricionales estaban detrás de muchos de los problemas de salud que sufrían los habitantes del Altiplano.

Se organizaron talleres de nutrición, se crearon invernaderos y se integró la transformación de alimentos. También apoyamos a nutricionistas en los centros de salud locales.

Poco a poco, nuestra intervención se ha ramificado hacia la alimentación, porque sabemos que una buena salud depende de una buena nutrición. La falta de agua afecta a las prácticas agrícolas locales, por lo que TSF quiere poner remedio a este problema.

La intervención de TSF en Bolivia pretende mejorar la salud de las comunidades del Altiplano diversificando su alimentación y desarrollando prácticas sostenibles y ecorresponsables.

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