Pascale Brouillette es fisioterapeuta y trabaja en el sector sanitario desde hace 23 años. Originaria de Trois-Rivières, ahora trabaja en la región de Rivière-du-Loup.
Esta madre de dos hijos, que también es concejala de su localidad y realiza labores de voluntariado con regularidad, es voluntaria de TSF desde hace dos años.
Después de la pandemia, en un momento de su vida en el que estaba “buscándose a sí misma”, se encontró “por casualidad” con un conocido que le habló de Terre Sans Frontières (TSF). Tras haber aprendido español en el pasado, esperaba una oportunidad para comprometerse en un mandato en un país hispanohablante.
“Esa misma tarde fui a ver, entonces había un [mandato exploratorio] en fisioterapia [en Bolivia]. Fue realmente una coincidencia. Escribí que me interesaba y eso fue todo”.
Como se trataba del primer mandato de cooperación voluntaria de TSF en el campo de la fisioterapia en Bolivia, visitó varias comunidades, entre ellas Pucarani, donde conoció a un niño llamado Jhon.
En el Altiplano boliviano, a una hora y media en coche de la capital administrativa, La Paz, se encuentra el municipio de Pucarani, donde vive la familia de Jhon, a una hora a pie del centro de la ciudad.
La madre de Jhon, que ya había tenido dos hijos, se dio cuenta de que el más pequeño no se desarrollaba al mismo ritmo que los demás.
Preocupada, consultó a varios profesionales de la salud. Con Jhon cargado en su espalda en un aguayo, esta madre decidida caminaba más de una hora para volver a casa, sin tener ninguna pista sobre cómo resolver sus problemas.
Desatendida por los médicos, sin forma de mover a su hijo sin cargarlo en su espalda y sin acceso a transporte motorizado, porque su casa no es accesible por carretera, esta madre no tuvo más remedio que dejar de visitar a los médicos después de caer enferma y no poder cargarlo más. El diagnóstico de parálisis cerebral significaba que Jhon nunca caminaría por sí mismo.
Fue en esta región donde Pascale fue a hacer su trabajo de exploración. Basándose en las evaluaciones que hizo, el equipo de TSF se tomó el tiempo necesario para elaborar un programa que respondiera realmente a las necesidades locales.
Durante su mandato, Pascale observó dos cosas que afectaban especialmente a los niños. Por un lado, una alta incidencia de displasia de cadera en niños y, por otro, dificultades en el trabajo de los fisioterapeutas con niños con retrasos y discapacidades más graves.
Propuso dos formas de hacer frente a esta situación.
La primera era reforzar a los fisioterapeutas locales mediante la formación continua, algo prácticamente inexistente en Bolivia. La segunda era mejorar el tratamiento de niños y adultos con equipos más especializados.
Otra de las observaciones de la fisioterapeuta fue la falta de atención sanitaria materna en la región. Dado que la salud de las mujeres está estrechamente ligada a la de sus hijos, Pascale planteó una serie de cuestiones en este ámbito. Para abordar esta cuestión, una profesional de Quebec especializada en rehabilitación perineal y pélvica viajó a Bolivia en 2023 para impartir formaciones sobre este tema en los mismos establecimientos sanitarios.
Entre todos estos mandatos, se ha llevado a cabo una labor de sensibilización sobre la importancia y la utilidad de la fisioterapia -un campo poco conocido en la región- entre los miembros de la comunidad.
Una primera experiencia memorable
Durante su primer mandato, Pascale se dio cuenta de que los retos a los que se enfrenta la fisioterapia en la región son muchos.
Para empezar, los caminos no siempre son fáciles. Las distancias son largas y las superficies arduas y pedregosas. Además, no se dispone fácilmente de material adaptado, que es fundamental para mejorar la movilidad de las personas, sobre todo de los niños.
“Cuando me encontré allí, me dije: si no tengo andadores especializados, no puedo ayudar a estos niños a progresar. La fisioterapia pediátrica es realmente específica. [Los niños] crecen, se desarrollan. Si tienes parálisis cerebral y no tienes nada para andar, no hay solución a menos que los sujetes. Pero la vida no es eso.”
Al final, este logro inspiró a esta dedicada cooperante una gran idea: recoger material adaptado y enviarlo a Bolivia.
Durante dos años, Pascale mantuvo su compromiso. Durante este periodo, viajó de un lado a otro de Quebec en busca de material en buen estado y adaptado al terreno del Altiplano. Utilizó su garaje y el de sus conocidos como almacén temporal. Solicitó patrocinios y mucho más. Gracias a un importante patrocinio de los gastos de transporte por parte de la empresa Berger de Rivière-du-Loup, finalmente pudo enviar este verano un contenedor entero lleno de paletas.
Una vez que los equipos llegaron a Bolivia, Pascale estaba lista para pasar a la siguiente fase. Volvió a subir al avión para reunirse con sus homólogos locales y trabajar en “la integración de estos equipos” tanto por parte de los profesionales como de la población.
Si los fisioterapeutas de los municipios no utilizan correctamente los equipos, sus esfuerzos de dos años no darán los resultados esperados. Gracias a los diversos cursos y talleres de formación ofrecidos por Pascale, se ha tendido un puente entre los equipos de Quebec y la capacidad de la comunidad boliviana para satisfacer sus necesidades.
“Para mí, el desarrollo de capacidades era realmente importante, [y] es realmente importante que continúe. Eso es lo que creo que será más beneficioso”, explica el fisioterapeuta.
Trabajar en colaboración con los fisioterapeutas locales garantiza que “los profesionales sigan funcionando de forma independiente, pero con nuevas formas de hacer las cosas. Porque no estamos ahí para sustituirles, sino para reforzar sus competencias, para que se sientan más cómodos, mejor, mejor equipados”, confirma el cooperante.
Este enfoque abierto es esencial para garantizar el éxito del mandato, en el que los intercambios entre profesionales se producen en ambas direcciones.
Como explicó Pascale a los profesionales con los que trabajó, “quiero que intercambiemos ideas y luego aprendamos juntos, porque yo tengo tanto que aprender de vuestra forma de pensar”.
Un esfuerzo comunitario
El equipo de TSF en Bolivia trabaja en el sector sanitario desde hace unos diez años. Con el tiempo, se ha creado una red entre los distintos profesionales que permite una estrecha relación entre las diferentes disciplinas, todas las cuales luchan por ofrecer la mejor atención posible en condiciones a veces difíciles.
En los dos últimos años, en particular, se ha hecho un esfuerzo por conectar a fisioterapeutas, médicos, enfermeros y nutricionistas con el fin de establecer vínculos entre los distintos problemas y sus fuentes, y ofrecer así una mejor respuesta a la comunidad.
Esta red también nos ha permitido implicar más a los padres porque, como explica Pascale, “los padres entiendan a sus hijos y saber cómo intervenir con ellos” para garantizar que los progresos sean máximos. Por eso las visitas a domicilio y los talleres de sensibilización forman parte del programa.
Compartiendo con ellas algunos consejos prácticos durante sus visitas, Pascale se ha asegurado de que los ejercicios se hagan correctamente en casa. Al fin y al cabo, las madres pasan la mayor parte del tiempo con sus hijos.
“Hicimos un taller con bebés para mostrar a las madres el impacto de la posición en el aguayo, en el desarrollo de la cadera y los riesgos de displasia“, explica la fisioterapeuta.
Al final del día, la mayor satisfacción para esta cooperante es cuando está en medio de una sesión de trabajo.
“Mi gratificación es decir, vaya, realmente he cambiado a este niño o adulto con muy pocos consejos, pero de forma muy eficaz. Es más, la fisioterapeuta entiende lo que acabo de hacer y podrá [hacerlo de nuevo] para los proximos. Ese es realmente mi regalo cuando vuelvo”, comparte Pascale.
Los resultados tardan, como todo en la vida. Pero cuando empiezan a aparecer, es cuando te das cuenta de lo importante que es comprometerse.
Cuando volvió a ver a Jhon este otoño, Pascale pudo comprobar de primera mano cómo su trabajo de los dos últimos años había influido en su desarrollo.
“Llego a casa del pequeño y hay unas órtesis tibiales que yo había dejado. Y el fisioterapeuta le dijo que las llevara por la noche. ¡Eso significa que realmente hizo lo que le dijimos! Me impresionó [también] ver que había mantenido la flexibilidad de sus tobillos.”
Durante su visita, Pascale le enseñó nuevos ejercicios para trabajar su motricidad, además de regalarle una silla adaptada con materiales que había recogido. Ahora su madre ya no tiene que cargarlo a la espalda con un aguayo. Gracias a esta adquisición, puede reanudar las visitas a los profesionales.
Son historias de éxito como la de Jhon las que dan vida a la cooperación internacional, cuyo objetivo es, como explica Pascale, “mejorar la calidad de vida de los niños, […] ayudar a las familias”.
El entusiasmo y el compromiso de esta fisioterapeuta no tienen límites. “[Con] mi lado idealista, [tengo que recordarme a mí misma] que debo dar un pequeño paso a la vez. Tendré que seguir repitiéndomelo”, admite Pascale.
El proyecto, que empezó hace dos años, ha sido posible gracias a esta cooperante motivada, y también gracias a la participación de quienes la rodean, la colaboración con los municipios bolivianos, el equipo de TSF en la sede central y sobre el terreno, los patrocinadores y otras personas tan motivadas como ella para garantizar un reparto equitativamente de la riqueza, aquí y en todas partes.
Estos pequeños pasos, cuando caminamos juntos, acaban llevando a comunidades enteras a ser autosuficientes.
Hoy, de vuelta en Quebec, Pascale disfruta de su familia en su casa de Notre-Dame-du-Portage. En dos años, esta fisioterapeuta ha dejado su huella aquí y en Bolivia, donde ha tocado a más de un niño.
Su compromiso ha incluido no sólo su experiencia profesional, sino sobre todo su tiempo. Con mucha paciencia, ha conseguido cambiar muchas vidas.
Sigue su aventura con TSF, que probablemente esté lejos de terminar…
Me gustaría dar las gracias a mi amiga Linda Cloutier por su inestimable ayuda en la organización y recopilación de materiales durante los dos últimos años. También a su madre, Annette Dubé, que me permitió molestarla cuantas veces quise en su garaje de L’Islet. Y a todos los fisioterapeutas que me ayudaron con las donaciones de material, de cerca y de lejos.
– Pascale Brouillette
¿Te inspira su historia? Nada te impide convertirte en el héroe o la heroína de tu propio mandato de cooperación voluntaria.
*Por favor, tenga en cuenta que el texto se ha escrito en género masculino para facilitar su lectura.
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